Por Nada Estéis Afanosos: Una Historia De Un Pecador Ansioso

Era una noche en el 2019, no me acuerdo del día, cuando por primera vez tuve un ataque de pánico y ansiedad.

Ahí estaba, en la sala de mi casa, cuando mi corazón comenzó a latir rápido y más rápido, el pecho cada vez se apretaba y mi corazón se quería salir de mi pecho.

Sentí que iba a morir.

Literalmente pensé que iba a caer muerto. Mi corazón comenzó a latir fuerte, no lograba coger mi aliento y lo único que pasaba por mi mente era la muerte.

Ese ha sido uno de los momentos más fuertes de mi vida.

Si te ha dado también sabes que no es la mejor situación o sentimiento. Parece que todo se enfoca en esa ansiedad y cada día parece oscurecer más y más.

Algunos días pueden ser mejores que otros, pero en general estás luchando por mantener tu cabeza sobre el agua para no ahogarte en tu ansiedad.

Pero la palabra de Dios que nos ayuda en nuestro caminar cada día.

Esto es lo que dice Filipenses:

Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.

Filipenses 4:6-7

Hay una solución para no estar afanosos cada día, y es esto:

La gratitud a Dios en todo

La ansiedad y preocupación nos muestra el fruto de nuestro corazón, y es que no confiamos en Dios. No confiamos en la soberanía y sabiduría de Dios.

Agarrémonos de su palabra porque ahí encontramos paz para nuestras almas, una paz que no viene de este mundo, sino que sobrepasa todo entendimiento carnal.

Cuando en nuestras oraciones tenemos gratitud a Dios, estamos diciendo que confiamos en Él, que dependemos de Él y que sabemos que Él es soberano.

Vayamos a la palabra siempre.

Y todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre.

Colosenses 3:17

También recordemos esta verdad.

La paz de Dios sobrepasa todo en este mundo caído.

La paz que Dios promete se basa en la confianza completa de que Él hace lo que es mejor para sus hijos.

Esa paz que Dios nos da nos guarda, qué tremenda es esa verdad. Guarda nuestros corazones y mentes en Cristo Jesús. No hay mejor consuelo que ese, que podamos tener paz en medio de nuestras tribulaciones.

Pero no debemos olvidar esa verdad, la paz que solo Dios puede dar es porque sabemos que podemos confiar en un Dios que es más grande que nosotros. Que sus pensamientos son más grandes que los nuestros y que sus caminos son perfectos.

Nunca olvides esa verdad sobre Dios.

Si estás ansioso y no sabes como controlarlo, recuerda esto:

  • Sea agradecido a Dios en todo, no solo lo bueno, sino aquello que con lo que luchamos.
  • Recuerda que Dios da paz a sus hijos porque nos ama, pero debemos aprender a confiar en Él en todo.

Para terminar te dejo con este texto para que pongamos nuestras mentes en donde debe de estar.

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten. Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes.

Filipenses 4:8-9

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