¿Cuál es el Propósito Principal del Hombre?

¿Por qué estás vivo? ¿Para qué fuisteis creado?

Esas son algunas de las preguntas que muchas personas se hacen, es la pregunta que me hacía mucho antes de conocer a mi Señor.

Una respuesta sencilla; para adorar a Dios.

Déjame explicarte.

Hay muchas razones para adorar a Dios, pero en el fondo de nuestro ser se encuentra esta verdad: adorar a Dios es el propósito supremo para el cual nosotros fuimos creados.

Fuimos creados para adorar a Dios. Esto es lo que dice el Salmo 29.

Tributen al Señor, oh hijos de los poderosos,
Tributen al Señor gloria y poder.
Tributen al Señor la gloria debida a Su nombre;
Adoren al Señor en la majestad de la santidad.

Salmo 29:1-2

Cuan glorioso es Su nombre.

Eclesiastés 3:11 nos dice que Dios ha puesto la eternidad en sus corazones. Este versículo explica el porqué no estamos satisfechos con los esfuerzos y logros terrenales que podamos tener.

Nosotros nacimos con un profundo anhelo interior de comprender nuestro propósito eterno y conocer a nuestro Creador infinito. Anhelamos algo más, algo más grande que nosotros mismos.
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Dios puso la eternidad en nuestros corazones para que tuviéramos hambre y sed de Él. Pero antes de llegar a conocer a Dios a través de nuestro Señor Jesucristo, satisfacíamos esa hambre persistente, adorando objetos y actividades que no eran dignos de su nombre.

Pero si estamos en Él, si fuimos redimidos con la sangre del cordero, estás aquí para adorar la majestad de nuestro Señor.

Hoy es el día de salvación y hasta que no seas limpiado de la inmundicia del pecado vas a estar caminando por la vida vacía.

Solo en Cristo está la respuesta.

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